Autoridad» Jesús el judío

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«Un ejército de venados dirigido por un león
es mucho más temible que un ejército de leones
mandado por un venado»
Plutarco

La primera diferencia entre un rebelde y un revolucionario es su relación con la autoridad. El rebelde se levanta contra la autoridad, mientras que el revolucionario se abraza a una autoridad superior, la cual puede ser el clamor del pueblo, o la voz de Dios.

Gente como Jesús de Nazareth nos desafían a ser revolucionarios.

Jesús el judío Es necesario poner atención al hecho de que Jesús mismo pasó por rebelde para los líderes religiosos de su tiempo. Pero no fue un rebelde sino un revolucionario, pues se abrazó a una autoridad superior: la voluntad del Padre. El decía cosas como: «Mi Padre nunca deja de trabajar, ni yo tampoco[1]» cuando los líderes religiosos procuraban impedirle el realizar aún los más puros actos de bondad en el día de descanso. Él estaba perfectamente ligado al corazón de su Padre, mas no a las tradiciones de los hombres. El revolucionario ha cedido como lo hizo Jesús su voluntad sólo a aquello que ha demostrado ser una causa digna, trascendental y confiable, es decir una causa que es Verdad. El revolucionario se encuentra plenamente confiado en que ha abrazado la verdad y es capaz de morir por ella. Sin duda alguna.

NOTAS
[1] Juan 5:17 TLA

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